Hace 15 días una emergencia médica trastocó el hogar de Juan Dalmau cuando su esposa sufrió una hemorragia cerebral; hoy faltando ocho días para las elecciones generales, el candidato a la gobernación del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) está de lleno en una campaña que dijo nunca pensó en abandonar.
En entrevista con Metro Puerto Rico, Dalmau relató los momentos más difíciles del proceso familiar.
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¿Qué fue lo más difícil de todo el proceso que le ha tocado vivir en estas semanas?
—Cuando me tuve que reunir con Gabriel y Sofía para explicarle la situación de que Griselle sería hospitalizada intensivo. Y ellos con la imposibilidad de poderla ver de inmediato, porque no podían. Así que esos dos días fue lo más difícil en términos emocionales.
¿Qué fue lo más que le conmovió de la solidaridad de la gente?
—La realidad es que todavía me conmueve la generosidad del país porque —más allá de los políticos, de los partidos, de la ideología— el cariño, las oraciones, las muestras de apoyo no han parado. Particularmente en el hospital, las personas que se cruzan con uno que también están pasando por circunstancias similares con algún familiar, pero no dejan de expresarme apoyo y que Griselle está en sus oraciones, es conmovedor que echan a un lado incluso su pesar personal para orar y para expresarme esos buenos deseos. Es realmente estremecedor.
¿Seguirá evaluando día a día su reintegración a la campaña?
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—Así es. Yo voy a evaluar día a día de acuerdo con la condición de Griselle, con excepción del martes en la tarde hasta el miércoles, porque esos dos días van a hacerle unos estudios conducentes a una intervención que tiene el miércoles. Confiado de que todo salga bien en esa intervención, yo podría continuar el jueves con comparecencias.
¿En algún momento, al principio de la emergencia, pensó en retirar su candidatura?
—En ningún momento me pasó por la mente y afortunadamente como el episodio de Griselle no le causó pérdida de conciencia, ni pérdida de sus facultades… Griselle estaba alerta. Ella insistía incluso en que yo continuara con la campaña. Lo que sucede es que había un periodo pico que era crítico. Era del día siete al día diez, en donde no había manera de que yo me fuera a reintegrar a la campaña hasta que no pasara ese periodo. Y eso fue que logré finalmente al reintegrarme el domingo con la visita a Lloréns Torres, porque ya había pasado ese periodo y un par de días.
Hay muchos municipios que no tienen salas de emergencia 24/4. Usted acaba de vivir una situación donde la facilidad de llegar rápido y tener atención rápida es la diferencia entre la vida y muerte. ¿Hay algún compromiso suyo para que se pueda atender a corto plazo esos municipios que están sin salas de urgencia?
—Así es. Además del compromiso de establecer lo que son los centros de salud comunitarios, también el establecer alianzas con lo que son fundaciones sin fines de lucro. Como como el caso, por ejemplo, en Utuado que hay un hospital que da servicios a una comunidad territorialmente lejos de facilidades hospitalarias. En el caso por ejemplo de los centros 330 que también están instalados en conjunto en Puerto Rico, establecer alianzas con ellos y poder darle las herramientas necesarias para que el acceso a la salud se pueda ampliar y formar un ecosistema de atención médica.
Pasando a temas de campaña, en la alianza siempre se habló de sumar los votos que en el pasado tuvo usted con los de Alexandra Lúgaro. ¿Ella podría integrarse, dar algún apoyo o ya en este punto de la campaña eso está fuera de la mesa?
—Esa es una determinación que toma la licenciada, que en esta etapa de su vida profesional se encuentra más bien como analista político. No podría yo responder si eso es algo que ella ha considerado o considera hacer. Pero no hay duda de que los números demuestran que no solamente se ha logrado consolidar el voto que recibimos en apoyo tanto ella como yo en las pasadas elecciones, sino que incluso se han sumado muchos más.
¿Le preocupa cómo se maneje la elección por parte de la Comisión Estatal de Elecciones?
—Mi preocupación principal es en la ejecución del proceso electoral, tanto los votos a domicilio como el día del evento electoral, y es porque la Comisión Estatal de Elecciones con el Código Electoral que aprobó el PNO, cayó su administración en todos los niveles en manos del PNP. No hay pesos y contrapesos para que haya mutua fiscalización. Resulta preocupante, por ejemplo, que apareciera una persona entregando cientos de papeletas en un correo en el área de San Juan, como ocurre con el hecho de que un representante del PNP dijera que sus funcionarios del colegio ven cómo votan las personas que son visitadas a domicilio. Se supone que eso no ocurría. El funcionario de colegio cuando visita a domicilio es un facilitador, pero tiene que darle la secretividad del voto al elector para evitar este tipo de presiones. Todo está en conocimiento de nuestro comisionado electoral, quien ha hecho los planteamientos correspondientes en la Comisión como lo hizo en el caso de la irregularidad en el correo, que le solicitó a la Comisión que ordenara el arresto, que es la separación de esas papeletas y no mezclarlas en las papeletas del voto adelantado hasta que se encamine la situación.
¿Están trabajando la movilización electoral del 5 de noviembre?
—Así es. De hecho, esta etapa principalmente se concentra en inspirar a que la gente ya no solamente me apoye, apoyen este proyecto de cambio, pero que tienen que salir a votar y tienen que inspirar a otros a que salgan a votar. Y eso es parte no solamente de la movilización física en el electoral, sino también de la comunicación que uno realiza en estos momentos. Ya todo lo que son las redes sociales, lo que son comparecencias, todo eso tiene su espacio; pero si la gente no sale a votar, entonces no se va a contar su voto y por lo tanto no van a poder aportar el cambio.
Ya usted alcanzó el tope del pareo electoral. ¿La gente puede seguir donando?
—Correcto, aunque para efectos del pareo ya se alcanzó el máximo. Ahora cada centavo que se reciba se puede utilizar en la campaña, lo que pasa es que no se parea, pero es importante que las personas que puedan seguir contribuyendo lo hagan.
¿Qué diría usted que está en juego con el resultado electoral?
—Se nos va la vida como país. Ya tenemos 20 años de una migración de cerca de 700 mil personas que se han ido por falta de oportunidades de empleo, falta de acceso a la salud, de acceso a educación. Y si nosotros no tomamos en estos momentos la determinación del cambio, que es urgente, entonces continuaríamos con más de lo mismo, que sería profundizar los problemas de corrupción y de malos manejos de fondos que representa mayor obstáculo para el desembolso de fondos federales, entre otras cosas. Así que se nos va la vida como país, como pueblo.
Hay quienes plantean un voto por usted y por Pablo José Hernández. ¿Cómo reacciona a esa posible combinación?
—Como sabes, mi candidata es Ana Irma Rivera Lassén. Yo creo que Ana Irma comenzó tarde una campaña que ha logrado tener ahora mayor tracción. Y comenzó en parte tarde debido a los pleitos judiciales que llevaron los líderes populares. Había una incertidumbre sobre cómo terminaría ella en la papeleta. Sin embargo, una vez se superó ese obstáculo ella ha estado representando dignamente el proyecto de la Alianza. Puedo comprender que haya personas del Partido Popular que ven en mí una oportunidad de cambio, pero que apoyen a otros candidatos de ese partido. Es una determinación que toma cada elector, pero mi invitación al país es que necesitamos una persona con el historial de Ana Irma Rivera Lassén en Washington como defensora de los derechos humanos.
Donald Trump consultó la posibilidad de vender a Puerto Rico o intercambiarlo por Groenlandia. ¿Cómo atendería un escenario así, si Trump vuelve a la presidencia y se replantea esa posibilidad?
‑Yo creo que lo importante de las relaciones que tú tengas con quien resulte presidente, en este caso una figura tan controversial como Donald Trump es que uno se de a respetar. En Puerto Rico hace falta un liderato que le represente frente al gobierno de Estados Unidos sin bajar la cabeza. Y cuando uno ve lo que ocurrió en donde el problema no es el mal llamado comediante, el problema es Donald Trump y la plataforma que ese mal llamado comediante utilizó, sabiendo que estaba en sintonía con la filosofía de Trump, y que en Puerto Rico haya líderes políticos —entre ellos Jenniffer González— que apoyan a Donald Trump, que llama a los puertorriqueños basura, demuestra que no hay voluntad de defender la dignidad de nuestro pueblo. Y eso es lo que necesita Puerto Rico, que su liderato lo defienda como merece.